lunes, 30 de marzo de 2009

Ese maldito Yo, Magia de la Decepción




Ese maldito Yo




Parte 3: Magia de la decepción




La profundidad de una pasión se mide por los sentimientos bajos que encierra y que garantizan su intensidad y su duración.


La música sólo existe mientras dura la audición, como Dios mientras dura el éxtasis.
El arte supremo y el ser supremo poseen en común el hecho de depender totalmente de nosotros.


Romper con los dioses, con los antepasados, con la lengua y con el país propios, romper sin más, es ciertamente una experiencia terrible, pero también exaltadora, una experiencia que buscan ávidamente los desertores y más aún los traidores.


Podemos obtener más o menos todo, salvo lo que en secreto deseamos. Es sin duda justo que lo que más nos interesa resulte inalcanzable, que lo esencial de nosotros mismos y de nuestro camino permanezca oculto e irrealizado. La Providencia ha hecho bien las cosas: que cada cual saque provecho y se enorgullezca del prestigio derivado de las derrotas íntimas.


(…)
¿Su caída? La locura del cambio, fruto de la curiosidad, fuente de todas las desgracias. –De esa manera, lo que para nuestro primer antepasado no fue más que un capricho, iba a ser para todos nosotros ley.


Salir indemne de la vida –eso es algo que podría suceder, pero que sin duda no sucede jamás.


Los desastres demasiado recientes poseen el inconveniente de impedirnos discernir sus lados positivos.


Fueron Schopenhauer y Nietzsche quienes mejor hablaron en el siglo pasado del amor y de la música. Sin embargo, los dos no frecuentaron más que los burdeles y en cuestión de músicos, el primero adoraba a Rossini y el segundo a Bizet.


La conciencia: suma de nuestros malestares desde el nacimiento hasta nuestro estado actual. Los malestares se desvanecieron; la conciencia permanece –pero ha perdido sus orígenes… e incluso los ignora.


Confiaba en poder asistir en vida a la desaparición de nuestra especie. Pero los dioses no me han sido favorables.


Nadie tanto como él tenía el sentido de la irrealidad de todo. Cada vez que le hablaba de ello me citaba, con una sonrisa cómplice, la palabra sánscrita lila, que significa gratuidad absoluta según el Vedanta, creación del mundo por diversión divina. ¡Cuánto reímos juntos de todo! Y ahora él, el más jovial de los desengañados, se encuentra bajo tierra por culpa suya, por haberse dignado tomar por una vez la nada en serio.




Autor: Emil Michel Cioran

Fotografía Leventep

Photo Artist Link:
http://leventep.deviantart.com/

2 comentarios:

david santos dijo...

Hola, Cioran!
Que maldita Magia tu tienes hoy en tu blog!
Me há gustado mucho de tu trabajo!
tien una buena semana.

ALBERTO dijo...

Hola Princesita, como estas?. Me gusta mucho Cioran, incluso hice videos en youtube leyendo sus obras soy el usuario ALBERTOMARIOGUTIE, si quieres date una vuelta por alli,.
Saludos!.